Lizbeth Camacho
INFORMACIÓN PERSONAL
Estatura:
1.70 m
Complexión:
Acuerpada
Piel:
Trigueña
Cabello:
Castaño, mediano, crespo
Ojos:
Negros
Estudios:
Teatro Musical – Universidad del Rosario
Habilidades:
Danza (street, popping, dancehall, house, hip hop)
Actuación y teatro musical
Doblaje de voz
Performance y expresión corporal
Conducción de moto y carro
Perfil Profesional – LIZBETH CAMACHO
Lizbeth Camacho es una actriz y bailarina colombiana, nacida en Bogotá, con formación en Teatro Musical en la Universidad del Rosario. Su proceso formativo se ha complementado con estudios técnicos en actuación, consolidando un perfil escénico sólido que integra interpretación, expresión corporal y habilidades vocales.
Ha participado en obras como La tropa de Robinson bajo la dirección de Robinson Díaz, además de temporadas teatrales con montajes como Mucho Animal y El Exorcista, presentándose en escenarios como el Teatro Libre y Ensueño. Su versatilidad le ha permitido abordar personajes variados tanto en teatro como en formatos físicos y performáticos.
Posee un alto dominio corporal gracias a su entrenamiento como bailarina en estilos como dancehall, popping, afro, house y hip hop, además de habilidades en doblaje de voz, manejo de moto y carro, y práctica deportiva constante. Su rango interpretativo va de los 20 a los 22 años en pantalla, ideal para personajes juveniles, urbanos, frescos y auténticos.
Con una energía vibrante y un lenguaje corporal elocuente, proyecta una identidad escénica perfecta para producciones juveniles, comedias contemporáneas, videoclips musicales, proyectos de teatro físico y narrativas audiovisuales que busquen autenticidad, dinamismo y conexión con el público joven.
Retrato escénico e interpretativo:
Hay cuerpos que no solo habitan el escenario, sino que lo invocan. Lizbeth Camacho es uno de ellos.
Luz en movimiento. Fuego en los pies. Brisa en el gesto. Su presencia no entra… aparece, como una respuesta del alma a la urgencia del arte. Hay algo ancestral en su manera de moverse, como si sus músculos recordaran danzas que nadie le enseñó, pero que habitan su sangre. Cada paso suyo parece llevar una historia invisible; una memoria física que late más allá de las palabras.
Es una intérprete que no teme el vértigo del presente: se lanza, se entrega, respira el ahora con una intensidad que conmueve. Su energía es eléctrica pero precisa, potente pero sutil. Tiene la capacidad de transitar de la alegría efervescente al silencio profundo de una emoción contenida. En ella, la juventud no es promesa, es acto.
Formada entre las artes del teatro musical y la danza urbana, su cuerpo es un instrumento afinado que vibra con verdad. Pero más allá del virtuosismo, lo que conmueve es la honestidad con la que se ofrece: no busca interpretar un personaje, busca habitarlo, dejar que la atraviese y la transforme.
Lizbeth tiene el don de ser escenario sin necesidad de decorado. De llenar el aire sin una palabra. De decirlo todo con una mirada que no actúa, sino que siente.
Y es ahí, justo ahí, donde nace su fuerza: en la pureza de su búsqueda. Porque no busca brillar, busca tocar. Porque no persigue el aplauso, sino la conexión. Y porque, cuando aparece en escena, no es ella quien se muestra… es el arte mismo el que se asoma, vestido con su cuerpo, su voz, su alma.






